La historia

Pese a ser un pequeño núcleo rural, la historia de Pradoluengo desde hace 500 años hasta la actualidad está estrechamente ligada a la industria textil, la cual ha sido y sigue siendo un motor económico fundamental para el pueblo. Hay tres condicionantes que hacen de la villa un lugar apropiado para el desarrollo temprano de la industria textil: la ganadería lanar, la tierra de batán y el pequeño pero constante caudal del río Oropesa.

Desde el siglo XVI hasta el XVIII fue un núcleo emergente de la manufactura lanera. La bayeta, de calidad y precio bajos, se fabricó hasta finales del siglo XIX. Finalmente, en el siglo XX, la industria pradoluenguina se especializó en los géneros de punto, en concreto en las boinas y calcetines. Aunque con el cambio de siglo la fabricación de boinas cayó, cerrando en 2001 la fábrica de boinas Mingo, la última activa en toda Castilla y León, aún hoy es conocido como “el pueblo de los calcetines”.

Este largo desarrollo de la industria textil ha dejado en el pueblo numeroso patrimonio: hilaturas, batanes, tintes, maquinaria de todo tipo y época, canciones, recuerdos, etc. En Pradoluengo casi todo está relacionado con la actividad industrial. Desde su alargada silueta acomodada al fondo del valle por el que discurre el río Oropesa, motor de la industria textil, hasta la existencia cotidiana de las personas, sus memorias y raíces culturales. Se trata por tanto de una forma de vida genuina, peculiar y diferenciadora respecto a los contextos provincial y regional.

Actualmente, existen numerosas empresas que siguen dedicándose a la industria textil, y, aunque el relevo generacional es más difícil que antes, muchos jóvenes deciden continuar con el trabajo que durante tanto tiempo han realizado sus antepasados. Los fabricantes han tenido la necesidad, para ser competitivos en el mercado global, de especializarse e incluir en sus productos un valor añadido ya sea en términos de diseño, tecnología, calidad o respeto al medio ambiente.


Edificios industriales

Si das un paseo por el pueblo, podrás observar que hay muchos edificios de piedra que, lejos de ser grandes fábricas, han albergado durante siglos una etapa del proceso de producción. La mayoría de ellos son hilaturas, tintes, batanes o talleres. Muchos de ellos están señalizados con carteles como este, que explican brevemente la historia del inmueble:

Pero hay otros muchos que, o bien han desaparecido, o bien se encuentran “escondidos”. Así es, buena parte de las casas de la villa guardan en su interior una valiosa historia, ya que sus bajos albergaban rematadoras, telares y planchas, proporcionando el sustento económico familiar. Muchas de ellas eran auténticas “casas-fábrica” y permanecen activas incluso en la actualidad.

Si quieres saber más sobre el patrimonio industrial de Pradoluengo, no te pierdas el libro "De San Roque a Zubiaga, de San Antonio a Vizcarraya. Pradoluengo Patrimonio Industrial” de Juan José Martín.

 

La Senda de los batanes

 

Cuando pensamos en industria imaginamos grandes ciudades repletas de fábricas, humo y ruido. Sin embargo, en Pradoluengo industria y naturaleza van de la mano. La Senda de los batanes es buen ejemplode ello. Esta ruta comienza en la fábrica Zubiaga, en el extremo sur del pueblo y sigue el cauce del río hasta llegar a La Pasada, lugar acondicionado como merendero del que parten varias rutas como la Senda de la Muñeca o la del Nacedero. Durante el recorrido se pueden observar distintas instalaciones, muchas de ellas ya en ruinas mientras que otras aún en funcionamiento, que corresponden en su mayoría con antiguos batanes e hilaturas. Al realizar esta ruta podemos observar cómo el río, un elemento natural, fue clave para el desarrollo de la industria textil en Pradoluengo.

 

 

Si quieres saber más sobre esta ruta, el recorrido completo y los edificios que puedes encontrar en ella, haz click aquí.

 
 

El Bosque calcetín

 
En el corazón del Acebal Vizcarra existe un pequeño bosque en el que coloridos calcetines abrigan a los pinos durante el frío invierno. Es el Bosque Calcetín, un proyecto llevado a cabo durante el verano de 2020 por iniciativa de Emilio Pascual y con la participación de decenas de vecinos de Pradoluengo. 
 
Si quieres conocerlo y dar un paseo entre pinos con calcetines, haz click aquí.