Fecha: Febrero
El carnaval, a pesar de haberse mantenido, muchas veces gracias al ambiente rural, se ha conservando, desarrollado y adaptado perfectamente en enclaves urbanos, adquiriendo más fuerza y vida si cabe. Un ejemplo de ello es Pradoluengo, que superando épocas duras y de represión conservó su carnaval contra viento y marea.
Así podemos leer en una de las actas del Ayuntamiento en Pradoluengo: “El Sr. Alcalde hace presente que esta mañana ha sido visitado por una comisión de señoras y señoritas de la Asociación de Hijas de María, con la súplica que la Corporación Municipal acuerde la prohibición del baile o bailes de carnaval, que se celebrarán por las noches y que igualmente prohíba las máscaras en horas nocturnas: El Ayuntamiento acuerda por unanimidad después de enaltecer como se merece, los sentimientos de moralidad que albergan las Hijas de María, que por ahora y en evitación de otros males mayores no se pueden prohibir los bailes en carnaval, por ir en contra de la tradición y en contra también de la opinión de la mayoría del vecindario que podría crear un conflicto público, si los bailes se suprimen. (4-2-1918)”.
Actualmente, el carnaval se celebra en tres ámbitos. Por un lado, los niños y niñas lo celebran en la escuela (y posteriormente en la calle, claro). Igualmente, en la residencia de ancianos muchos se disfrazan e integrantes de la banda se acercan a tocar para brindarles una tarde de música y baile. Por último, los jóvenes y adultos se disfrazan por cuadrillas, los bares se decoran y por la noche se realiza un concurso de disfraces en las categorías individual y grupal.